viernes, 11 de enero de 2013

Ritual cristiano de San Andrés (MISIONES)


Rito cristiano de San Andrés (Misiones)

                En estas reuniones, pueden participar todos los hermanos(as) pertenecientes al RSA, independientemente de su grado (sacramento). El Hermano Mayor determinará el día de encuentro y el Hermano Menor, el lugar. El Hermano Evangelista es el encargado de la selección de los evangelios y el Hermano Carismático hará lo propio con las ofrendas. El Diácono dirigirá el rito y promoverá la participación de todos. Los requisitos son: una biblia, ofrendas, una alfombra redonda blanca, pan y vino. 

“ESPÍRITU DE DIOS”

Antes de comenzar, todos los miembros se colocan de manera caótica y el Diácono le dice a cada uno en el oído: Liberen a Barrabás, luego, al azar, el Diácono le pregunta a uno de ellos: ¿Qué es lo que desean?, y este debe contestar: Liberen a Barrabás. Después, todos colocan los pies fijos en "V" y cruzan los brazos en "X" bajando levemente la cabeza y se hace una breve pausa. Posteriormente, el Diácono (sin hablar) invita a todos los miembros a ponerse de frente (de cara al Este o al espíritu) permaneciendo de pie.

Diácono: es con estas duras palabras que hemos condenado con la cruz a nuestro señor Jesucristo y él simplemente aceptó su destino. Es por ello, hermanos, que los invito a arrepentirnos nuestros pecados, pues no hay peor pecado que el creer que estamos librados de cualquiera de ellos (Se hace una breve pausa). Éste es el gran misterio de nuestro señor Jesucristo, el misterio del “Espíritu de Dios”. 

1)       VERBO
Diácono: In principio erat Verbum, et Verbum era apud Deum, et Deus erat Verbum. Hermanos, los invito a que reconozcamos ¿Qué es el verbo? (Se hace una breve pausa). Oremos pues el Credo de las alturas. (Todos repiten).

                Credo in unum Deum, Patrem omnipoténtem, factórem cæli et terræ, visibílium ómnium et invisibílium. Et in unum Dóminum Iesum Christum, Fílium Dei unigénitum, et ex Patre natum ante ómnia sæcula. Deum de Deo, lumen de lúmine, Deum verum de Deo vero, génitum, non factum, consubstantiálem Patri: per quem ómnia facta sunt. Qui propter nos hómines et propter nostram salutem descéndit de cælis. (†) Et incarnátus est de Spíritu Sancto ex María Virgine, et homo factus est. Crucifíxus étiam pro nobis sub Póntio Piláto; passus et sepultus est, et resurréxit tértia die, secúndum Scriptúras, et ascéndit in cælum, sedet ad déxteram Patris. Et íterum ventúrus est cum glória, iudicáre vivos et mórtuos, cuius regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum, Dóminum et vivificántem: qui ex Patre Filióque procédit. Qui cum Patre et Fílio simul adorátur et conglorificátur: qui locútus est per prophétas. Et unam, sanctam, cathólicam et apostólicam Ecclesiam. Confíteor unum baptísma in remissiónem peccatórum. Et expécto resurrectiónem mortuórum, et vitam ventúri sæculi. Amén. Podemos tomar asiento.

2)       LOS DOS SAN JUAN
Diácono: hermanos ¿Cuánto tenemos de San Juan Bautista?, Jesús es el cordero de Dios, aquel que quita el pecado del mundo, él es quien se sacrificó por todos nosotros para que podamos entrar al reino de los cielos. En la cruz se leía: INRI, la cual significa: Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (aquí el Diácono, únicamente, coloca ambas manos sobre la cabeza, con las palmas de frente, mostrando la mano derecha). Este es un hermoso misterio de Dios y por él estamos liberados. Escuchemos pues, la palabra de Dios. (Se leen algunos versículos pertinentes del nuevo testamento seleccionados por el Hermano Evangelista).  

Diácono: hermanos, ¿Cuánto nos falta de San Juan Evangelista?, el reino de Dios será la Jerusalén Celeste, seamos pues dignos de merecerla.

3)       TRINIDAD
Diácono: nuestro señor Jesucristo nos ha mostrado el camino, él nos ha dicho: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Hermanos míos, sea esta la Sexta Hora, buena oportunidad para comprender tu misterio más grande, el misterio del padre, del hijo y del espíritu santo, la Trinidad. (El Diácono únicamente coloca los dedos índice y medio de la mano derecha sobre la boca, verticalmente). Meditemos, hermanos míos, ¿Cómo es la relación entre Jesús y nosotros?, sintamos, hermanos míos, ¿Cómo habita el espíritu en cada uno? y preguntémonos, hermanos míos, ¿Cómo el Padre creó el universo? (Se hace una breve pausa para reflexionar)

4)       EVANGELIOS
Diácono: hermanos todos, los invito a que nos reunamos en círculo, para nunca olvidar que la iglesia de Dios alguna vez se formó de esta manera alrededor de Jesús. Esto fue así hasta que cuatro pilares se levantaron sobre la palabra de Dios, promulgando las buenas nuevas. (Todos se ponen de pie formando un círculo). Hermanos, repartamos la palabra entre nosotros. (El Diácono reparte la palabra Vino en sentido horario y la palabra Vinagre en sentido anti horario y luego espera recibirla de ambos lados, posteriormente, invita a los miembros a que se arrodillen con la pierna izquierda y besen la cruz). 

Diácono: hermanos, los reconozco a todos como buenos cristianos, sin embargo, ¿Cuándo será el día en que nosotros mismos nos reconozcamos como tales? (Se hace una breve pausa para reflexionar al respecto).

5)       MISTERIOS DEL ROSARIO
Diácono: hermanos volvamos de nuevo de cara al espíritu, pueden tomar asiento. ¿Hacia dónde debemos guiar nuestros corazones? Es mediante el misterio del rosario, que vamos a poder identificarnos con el amor crístico IESHUA. (El Diácono únicamente coloca su mano derecha sobre el corazón). (Se hace una breve pausa para reflexionar al respecto). Es menester de un buen cristiano asumir, con buena voluntad, el amor, así como Jesús nos lo dio. (Se hace otra breve pausa para reflexionar al respecto).

Diácono: hermanos, unamos nuestros corazones y oremos:
                Ave Mariæ, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in ora mortis nostrae. Amén.

6)       LOS APOSTOLES
Diácono: estando en la cruz, nuestro señor Jesucristo exclamó: Eli, Eli, ¿Lama Sabactani?, misterio que asombró a los apóstoles. (El Diácono únicamente coloca su mano izquierda sobre el vientre y su mano derecha sobre la frente). ¿Con qué trabajaron los apóstoles para cumplir con lo establecido en la ley?  (Se hace una breve pausa para reflexionar).

Diácono: hermanos míos, debemos ser hombres virtuosos así como los apóstoles y tenemos que amarnos los unos a los otros así, es por ello, que los invito a que reconozcamos cuáles fueron las gracias de los apóstoles, de los santos y de los mártires. (Se da suficiente tiempo para reflexionar).

7)       Ofrendas (†)
Diácono: hermanos, ¿Quién es el creador?, todo fue creado por él y para él. (Mientras el Diácono lee, los miembros colocan las ofrendas previamente coordinadas por el Hermano Carismático).

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades: todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

8)       Eucaristía (†)
Diácono: hermanos, recordemos ¿Por qué estamos aquí? (Se hace una breve pausa). Restablezcamos el nuevo pacto de la alianza porque en aquellos días Jesús nos dijo: “También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se los concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos". Hermanos míos, preparémonos para reconocer al cristo. Pongámonos todos de pie y en círculo.

Santo eres, en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo espíritu estos dones que hemos separado de ti, de manera que sean Cuerpo y (†) Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó a celebrar estos misterios. Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Accipite et manducate ex hoc omnes: hoc est enim corpis meum, quod pro vobis tradetur". Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Accipite et bibite ex eo omnes: hic est enim calix sanguinis mei novi et æterni testamenti, qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum. Hoc facite in meam commemorationem". Este es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! (dándose tres golpes en el pecho)

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de tu Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener tu ayuda. Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra; a tus servidores y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. † A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén. Podemos tomar asiento en forma circular.


9)       MISTERIO DEL NOVENARIO
Diácono: hermanos míos, ¿Para qué está el hombre en la tierra?, ¿cuál es nuestra misión? (Se hace una breve pausa). Para este fin, tomemos las palabras de San Francisco de Asís:

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.

Diácono: hermanos míos, pongámonos de pie una vez más y abramos el corazón, aprovechemos esta circunstancia para repartir la palabra entre nosotros. (Todos se comunican las dos palabras: José en sentido horario y María en sentido anti horario, recibiéndola el Diácono por ambos lados y luego de esto, todos se acuestan en el piso y se levantan con ambas manos). Hermanos todos, se ha cumplido el ultimo misterio.

10)    Padre Nuestro (†)
Diácono: Hermanos, ¿Cuál es la mejor oración? (Se hace una breve pausa). Nuestro señor Jesucristo nos develó:

Pater noster, qui es in cælis: sanctificétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hódie; et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem; sed líbera nos a malo. Amén.

Diácono: Podemos retirarnos en paz.


Protocletos (año 62 Nx Lx)

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