viernes, 4 de enero de 2013

Plegarias para el RSA


Plegarias para el RSA

                Diacono: hermanos, la mejor ofrenda que nosotros podemos dar es el orar y pedir por toda la creación de Dios, así como por cada una de sus criaturas. Pues un verdadero cristiano se conforta con el amor que puede dar, según las sagradas escrituras se reza (Hechos 20:35): “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Sugiero hermanos, que con la ayuda del Espíritu Santo dirijamos esta oración al resto del universo, no olvidemos nunca que no todos tenemos la gran dicha de poder servir cristianamente. Hermanos pongámonos todos de pie con la mano derecha sobre el corazón (Signo del 5° del RSA).

                Diacono: Amado Jesús, gobierna nuestros corazones y nuestros pensamientos, danos la fuerza y el amor para combatir las tinieblas y el ego. Los hombres no son nuestros enemigos, la ignorancia sí. Las personas no son nuestros enemigos, el miedo sí. Señor Todopoderoso, dame la serenidad, la seriedad y la sinceridad para dirigir esta plegaria, que sea siempre tu voluntad la que se ejerza y que la nuestra sólo se acople a tu mandato, Amen.

                Diacono: Cordero de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a la cristiandad en general, que se fortalezcan nuestras iglesias, así como la palabra de cristo, que se restituya la verdadera esencia y que se mantenga la fe y los evangelios. Que esta tradición se conserve inmaculada para que nuevos seres puedan recibir el bautizo en el Espíritu Santo, Amen.

                Diacono: Cordero de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a todos los hermanos, que se limen las discordias, que se abandonen los egos. Solo tú posees la verdad, solo tú puedes juzgar, haznos tus obreros de paz, danos la armonía para poder amarnos todos juntos en tu eterna gloria, Amen.

                Diacono: Jesús Redentor, entre tantas cosas, dirige esta oración a los padres, curas, sacerdotes, reverendos y diáconos, que no decaigan en su labor de reunir lo disperso y difundir la luz, que no abandonen su fe, que sea tu palabra quien hable por ellos y no su individualidad. Que su luz no opaque la luz de los demás hermanos, pues un verdadero guía no es quien diga la verdad más grande, sino quien logre que los hermanos encuentren la paz interior, Amen.

                Diacono: Jesús Redentor, entre tantas cosas, dirige esta oración a la paz en el mundo. Así como nosotros los cristianos anhelamos la paz en nuestra alma, así también la desean todos los demás seres, debido a que es el amor en ti. Pidamos que todos los seres se acerquen más a ti, la paz de uno es la paz de todos, Amen.

                Diacono: Hijo de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a todas las tradiciones, que tanto las católicas como las no católicas se fortalezcan, que las religiones cristianas se fortalezcan, y que ellas no se peleen entre sí, pues la verdad de una no tiene que opacar la verdad de la otra, ya que cada ser bebe agua en la medida de su propia sed. Que nunca subestimemos el poder de la fe, ni menospreciemos sus dogmas, Amen.

                Diacono: Hijo de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración para aplacar las calamidades de la tierra, el agua, el viento y el fuego. Te imploramos, tu inmensa misericordia para restringir su acecho en las personas, animales, cultivos y viviendas. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también las epidemias y enfermedades que agobian a la humanidad, que disminuya el dolor tanto en los individuos como en sus familias, Amen.

                Diacono: Alfa y Omega, entre tantas cosas, dirige esta oración para aplacar la hambruna. Te imploramos, tu inmensa misericordia para restringir su acecho en la pobreza. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también la agonía de la muerte, que este cambio de medio corporal al plano sutil sea lo más armónico posible, tanto para quien va a morir como para sus seres queridos, Amen.

                Diacono: Alfa y Omega, entre tantas cosas, dirige esta oración para que los líderes de todos los pueblos sean hombres justos. Te imploramos, tu inmensa sabiduría para que los dirigentes de las religiones, de las naciones, de los comercios y de todo grupo social ejerzan su liderazgo con paz y armonía. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también la tiranía, la discordia y la guerra, y que todos los hombres que representan el poder temporal comulguen con tu autoridad espiritual, Amen.

                Diacono: Cristo, entre tantas cosas, dirige esta oración para que aquellos hombres que han olvidado tu santo nombre, lo recuerden. Te imploramos, tu inmensa misericordia, tu amor y perdón eternos, pues sabemos que eres un Dios de vida. Nosotros deseamos ser los garantes de los ateos, los agnósticos y los supersticiosos que han banalizado y olvidado tu nombre. Así mismo, Señor nuestro, guía estas almas para que recuerden la unidad de tu verdad eterna, Amen.

                Diacono: Cristo, entre tantas cosas, dirige esta oración para bendecir a quienes alguna vez les desee el mal. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que les brindes tu amor infinito a quienes vi como enemigos y a quienes odié, pues ellos no son otra cosa que el reflejo de mi propia incomprensión. Así mismo, Señor nuestro, dame la sabiduría necesaria para reivindicarme con todas esas almas y dame la valentía para no volver a caer en el camino fácil del odio, ni más nunca culpar cobardemente al prójimo, Amen.

                Diacono (con los brazos abiertos en forma de “V”): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas, dirige esta oración para elevar el género humano. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que nosotros los hombres seamos tus hijos dignos, recobremos tu imagen y semejanza y seamos ejemplo para los demás seres. Así mismo, Señor nuestro, danos las herramientas necesarias para que retornemos al origen, guiados por tu amor, conforme a tu santa palabra, Amen.

                Diacono (con los brazos entrecruzados en forma de “X”, como el 1° paso del RSA): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas, dirige esta oración para dar luz a todas las almas errantes. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que las almas que se encuentran en la oscuridad puedan escapar de las asechanzas de la destrucción. Así mismo, Señor nuestro guía estas almas más allá de la gracia, que alcancen tu gloria, y que gocen de tu esplendor, Amen.

                Diacono (mantiene los brazos en “X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para que tu amor irradie plenamente a las almas caídas en el reino animal, vegetal y mineral. Estamos conscientes de que estas almas han descendido por el resultado de nuestra propia caída, es por ello que nosotros te imploramos ahora tu inmensa misericordia. Así mismo, Señor nuestro, bríndales tu luz y tu calor para que reconozcan la salvación en ti, Amen.

                Diacono (mantiene los brazos en “X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para transformar los entes malignos en positivos. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que todo aquello que este fuera del orden se someta a tu justa medida. Así mismo, Señor nuestro, dales una vía y una posibilidad para que todos estos entes puedan arrepentirse y deseen reencontrarse con tu infinito amor, Amen.

                Diacono: Amado Jesús, estamos conscientes que nuestras peticiones exceden nuestros arrepentimientos, sin embargo, hoy estamos aquí, como simples hermanos de paz, invocando tu Misericordia, no pedimos que se ejerza la ley o la justicia, sino tu infinito amor. Estamos conscientes que en el universo existe un perfecto equilibrio, que responde a las acciones del hombre y a las leyes divinas, sin embargo, también sabemos de tu infinita misericordia y tu inmenso amor. Es por ello, que queremos obsequiar esta humilde oración, que tanto nos honra, a tu más noble nombre, que tantos desdichados evocan y que tantos anhelos exclaman, El Misericordioso. Por otra parte, Señor nuestro, quítanos la vanidad, que nunca sepamos si realmente nuestras plegarias ayudaron a alguien, ni tampoco digamos a nadie sobre estas peticiones, pues un verdadero cristiano no se vanagloria de sus acciones. Haznos tus instrumentos de paz, Amen.

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