Plegarias para el RSA
Diacono: hermanos, la mejor
ofrenda que nosotros podemos dar es el orar y pedir por toda la creación de
Dios, así como por cada una de sus criaturas. Pues un verdadero cristiano se
conforta con el amor que puede dar, según las sagradas escrituras se reza
(Hechos 20:35): “En todo os he enseñado
que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras
del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Sugiero
hermanos, que con la ayuda del Espíritu Santo dirijamos esta oración al resto
del universo, no olvidemos nunca que no todos tenemos la gran dicha de poder
servir cristianamente. Hermanos pongámonos todos de pie con la mano derecha
sobre el corazón (Signo del 5° del RSA).
Diacono: Amado Jesús, gobierna
nuestros corazones y nuestros pensamientos, danos la fuerza y el amor para
combatir las tinieblas y el ego. Los hombres no son nuestros enemigos, la
ignorancia sí. Las personas no son nuestros enemigos, el miedo sí. Señor
Todopoderoso, dame la serenidad, la seriedad y la sinceridad para dirigir esta
plegaria, que sea siempre tu voluntad la que se ejerza y que la nuestra sólo se
acople a tu mandato, Amen.
Diacono: Cordero de Dios, entre
tantas cosas, dirige esta oración a la cristiandad en general, que se
fortalezcan nuestras iglesias, así como la palabra de cristo, que se restituya
la verdadera esencia y que se mantenga la fe y los evangelios. Que esta
tradición se conserve inmaculada para que nuevos seres puedan recibir el
bautizo en el Espíritu Santo, Amen.
Diacono: Cordero de Dios, entre
tantas cosas, dirige esta oración a todos los hermanos, que se limen las
discordias, que se abandonen los egos. Solo tú posees la verdad, solo tú puedes
juzgar, haznos tus obreros de paz, danos la armonía para poder amarnos todos
juntos en tu eterna gloria, Amen.
Diacono: Jesús Redentor, entre
tantas cosas, dirige esta oración a los padres, curas, sacerdotes, reverendos y
diáconos, que no decaigan en su labor de reunir lo disperso y difundir la luz,
que no abandonen su fe, que sea tu palabra quien hable por ellos y no su
individualidad. Que su luz no opaque la luz de los demás hermanos, pues un
verdadero guía no es quien diga la verdad más grande, sino quien logre que los
hermanos encuentren la paz interior, Amen.
Diacono: Jesús Redentor, entre
tantas cosas, dirige esta oración a la paz en el mundo. Así como nosotros los
cristianos anhelamos la paz en nuestra alma, así también la desean todos los
demás seres, debido a que es el amor en ti. Pidamos que todos los seres se
acerquen más a ti, la paz de uno es la paz de todos, Amen.
Diacono: Hijo de Dios, entre
tantas cosas, dirige esta oración a todas las tradiciones, que tanto las
católicas como las no católicas se fortalezcan, que las religiones cristianas
se fortalezcan, y que ellas no se peleen entre sí, pues la verdad de una no
tiene que opacar la verdad de la otra, ya que cada ser bebe agua en la medida
de su propia sed. Que nunca subestimemos el poder de la fe, ni menospreciemos
sus dogmas, Amen.
Diacono: Hijo de Dios, entre
tantas cosas, dirige esta oración para aplacar las calamidades de la tierra, el
agua, el viento y el fuego. Te imploramos, tu inmensa misericordia para
restringir su acecho en las personas, animales, cultivos y viviendas. Así
mismo, Señor nuestro, aplaca también las epidemias y enfermedades que agobian a
la humanidad, que disminuya el dolor tanto en los individuos como en sus
familias, Amen.
Diacono: Alfa y Omega, entre
tantas cosas, dirige esta oración para aplacar la hambruna. Te imploramos, tu
inmensa misericordia para restringir su acecho en la pobreza. Así mismo, Señor
nuestro, aplaca también la agonía de la muerte, que este cambio de medio
corporal al plano sutil sea lo más armónico posible, tanto para quien va a
morir como para sus seres queridos, Amen.
Diacono: Alfa y Omega, entre
tantas cosas, dirige esta oración para que los líderes de todos los pueblos
sean hombres justos. Te imploramos, tu inmensa sabiduría para que los
dirigentes de las religiones, de las naciones, de los comercios y de todo grupo
social ejerzan su liderazgo con paz y armonía. Así mismo, Señor nuestro, aplaca
también la tiranía, la discordia y la guerra, y que todos los hombres que representan
el poder temporal comulguen con tu autoridad espiritual, Amen.
Diacono: Cristo, entre tantas
cosas, dirige esta oración para que aquellos hombres que han olvidado tu santo
nombre, lo recuerden. Te imploramos, tu inmensa misericordia, tu amor y perdón
eternos, pues sabemos que eres un Dios de vida. Nosotros deseamos ser los
garantes de los ateos, los agnósticos y los supersticiosos que han banalizado y
olvidado tu nombre. Así mismo, Señor nuestro, guía estas almas para que
recuerden la unidad de tu verdad eterna, Amen.
Diacono: Cristo, entre tantas
cosas, dirige esta oración para bendecir a quienes alguna vez les desee el mal.
Te imploramos, tu inmensa misericordia para que les brindes tu amor infinito a
quienes vi como enemigos y a quienes odié, pues ellos no son otra cosa que el
reflejo de mi propia incomprensión. Así mismo, Señor nuestro, dame la sabiduría
necesaria para reivindicarme con todas esas almas y dame la valentía para no
volver a caer en el camino fácil del odio, ni más nunca culpar cobardemente al
prójimo, Amen.
Diacono (con los brazos abiertos
en forma de “V”): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas, dirige esta oración para
elevar el género humano. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que
nosotros los hombres seamos tus hijos dignos, recobremos tu imagen y semejanza
y seamos ejemplo para los demás seres. Así mismo, Señor nuestro, danos las
herramientas necesarias para que retornemos al origen, guiados por tu amor,
conforme a tu santa palabra, Amen.
Diacono (con los brazos entrecruzados
en forma de “X”, como el 1° paso del RSA): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas,
dirige esta oración para dar luz a todas las almas errantes. Te imploramos, tu
inmensa misericordia para que las almas que se encuentran en la oscuridad
puedan escapar de las asechanzas de la destrucción. Así mismo, Señor nuestro
guía estas almas más allá de la gracia, que alcancen tu gloria, y que gocen de
tu esplendor, Amen.
Diacono (mantiene los brazos en
“X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para que tu amor
irradie plenamente a las almas caídas en el reino animal, vegetal y mineral.
Estamos conscientes de que estas almas han descendido por el resultado de
nuestra propia caída, es por ello que nosotros te imploramos ahora tu inmensa
misericordia. Así mismo, Señor nuestro, bríndales tu luz y tu calor para que
reconozcan la salvación en ti, Amen.
Diacono (mantiene los brazos en
“X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para transformar los
entes malignos en positivos. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que
todo aquello que este fuera del orden se someta a tu justa medida. Así mismo,
Señor nuestro, dales una vía y una posibilidad para que todos estos entes
puedan arrepentirse y deseen reencontrarse con tu infinito amor, Amen.
Diacono: Amado Jesús, estamos conscientes
que nuestras peticiones exceden nuestros arrepentimientos, sin embargo, hoy
estamos aquí, como simples hermanos de paz, invocando tu Misericordia, no
pedimos que se ejerza la ley o la justicia, sino tu infinito amor. Estamos conscientes
que en el universo existe un perfecto equilibrio, que responde a las acciones
del hombre y a las leyes divinas, sin embargo, también sabemos de tu infinita
misericordia y tu inmenso amor. Es por ello, que queremos obsequiar esta
humilde oración, que tanto nos honra, a tu más noble nombre, que tantos
desdichados evocan y que tantos anhelos exclaman, El Misericordioso. Por otra
parte, Señor nuestro, quítanos la vanidad, que nunca sepamos si realmente
nuestras plegarias ayudaron a alguien, ni tampoco digamos a nadie sobre estas
peticiones, pues un verdadero cristiano no se vanagloria de sus acciones.
Haznos tus instrumentos de paz, Amen.
Ritual de iniciacion, grados y niveles de avance
ResponderEliminar