Ritual cristiano 6° (CONSAGRACIÓN:
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS)
Esta consagración la
pueden recibir aquellos cristianos que han demostrado con su conciencia que son
verdaderos instrumentos de nuestro Señor Jesucristo, principalmente, cuidando o
protegiendo a los más débiles o enfermos. Asimismo, deben demostrar su entrega
y sacrificio para con los seres, la palabra de Jesús y Dios en general,
tolerando y comprendiendo las demás formas religiosas, es decir, las cristianas
o no. Esta consagración sólo la puede otorgar alguien que posea el 7° de este ritual.
Los requisitos son: una biblia, aceite bendito, una alfombra circular morada y
frutos de ese color, así como dos testigos que posean este grado.
Diácono: hermanos míos, pongámonos todos de pie y en
círculo, hagamos una breve pausa para prepararnos a recibir este sabio
momento. Calmemos nuestra mente y nuestro cuerpo, y abramos el corazón al Cuerpo Glorioso. (Se hace un minuto de
silencio).
Diácono: en nombre del Cuerpo
Glorioso abrimos este sacramento para que hoy elevemos nuestra Conciencia. (3†, Jehová-Yeshúa-María,
AMéN) ¡Santo, Santo, Santo!
Diácono: hermano, nosotros tus hermanos te hemos
identificado como una persona de Ley,
es por ello que te encomendamos a los Santos Apóstoles: Simón y Judas. Esperamos
que ellos te sirvan de ejemplo en esta nueva etapa de tu vida, comprende de
Simón la Esperanza y comprende
de Judas la Justicia. Hermanos
todos, oremos juntos y en silencio para que estos Santos Apóstoles guíen los
pasos de nuestro hermano XXXXXX. (Todos los hermanos oran el padre nuestro en
silencio). (†)
Diácono: Hermano mío, para que incrementes tus Esperanzas escucha estos sagrados
misterios:
(Mateo 27:42-43) …“42 -A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que
descienda ahora de la cruz, y creeremos en él! 43 Ha confiado en
Dios. Que lo libre ahora si le quiere, porque dijo: "Soy Hijo de Dios.”...
(Se hace una breve pausa). Más allá de todo sufrimiento, nuestro Señor
Jesucristo, dominó sus Sentimientos.
Poco tiempo después el hijo de Dios iría a entregar el espíritu (Estando
parado, extender los brazos cerrando los ojos).
La tradición nos revela que antes de expirar Jesús pronunció
estas palabras: Eli, Eli, ¿Lama Sabachtani?, lo cual significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado? (Se hace una breve pausa). ¿Qué profunda verdad resguarda este
Sentimiento?. (Se coloca la mano
izquierda sobre el ombligo y la mano derecha sobre la frente).
(Mateo 6:22-23) …“22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu
cuerpo estará lleno de luz. 23 Pero si tu ojo es malo, todo tu
cuerpo estará en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad,
¡cuán grande es esa oscuridad!”…
Diácono: hermano, meditad en la Omnisciencia
de Dios, para ello escuchad la parábola del señor:
(Lucas 18: 9-14) …“9 Dijo también esta parábola a unos que
confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás: 10
"Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; y el otro,
publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta
manera: ’Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. 12 Ayuno dos veces
a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.’ 13 Pero el
publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ’Dios, sé propicio a mí, que soy
pecador.’ 14 Os digo que éste descendió a casa justificado en lugar
del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se
humilla será enaltecido.”… (Se
da un tiempo para meditar).
Diácono: es
mediante la Esperanza que
podremos amarnos a nosotros mismos,
identificarnos con la vida y comprender al miserable. Resguarda en tu corazón
estas palabras y siempre lucha contra la Ignorancia,
terrible pecado que un día quiso saber más que la esperanza de Tomas.
Diácono: hermano mío, yo te reconozco como un hombre de Ley, y por ello, en nombre de nuestro
Señor Jesucristo te consagro con este grado. (El diax le da una cx suave al
herx diciéndole: ¡Poned la otra mejilla!, y luego le da la otra cx).
Diácono: hermano de ahora en adelante te exigiremos la
virtud cristiana de la Esperanza, y así
mismo, te pedimos que actúes guiado por la Conciencia.
Diácono: Hermano mío, ya han pasado treinta (30) años de la luz, que Dios bendiga
tus sentimientos. Hermanos todos, cerremos este hermoso sacramento del Espíritu como nuestro Señor Jesucristo
nos ha revelado. (Se reza el Padre Nuestro). (†).
Cuadro 6: La Piedad.
Ejercicios
Espirituales: para este sacramento se recomienda
que el hermano evalúe su palabra. Para ello, se recomienda la profunda práctica
de la oración, manejar un vocabulario cristiano, además, de no mentir,
santificar los momentos oportunos, mantener la palabra y no hablar mal de los
demás, menos aún de quien no se encuentre. En la meditación, ya debe construir
el templo ideal, sin formas y esencial. También, el hermano puede transmitir el
evangelio a los demás hermanos conmoviendo sus corazones, dándole vida a cada
palabra a través de su propia fe, debe consagrar y bendecir, se recomienda que reflexione sobre la relación del
Cielo con la Tierra.
Rituales anexos de extremaunción, exorcismo y
encomendación. Estos rituales son anexos a la consagración
Unción de los Enfermos (6° del RSA) y solo lo realiza el hermano que ya posea
la ordenación sacerdotal. Se subdividen en tres: Extremaunción, Exorcismo y
Encomendación. En todos los casos, el diácono realiza los trabajos oratorios en
secreto y en privado, es una labor íntima que no busca vanagloriarse ante los
demás. A los familiares y dolientes le brindará sabias y pertinentes palabras
que lo guíen a buscar el amor cristiano y leer parte de este material, según el
caso.
Diácono:
Jesús dijo: "Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (San
Marcos 8:34). (El diácono debe tomar un minuto para relajarse y reflexionar
sobre la trascendencia del acto a realizar, luego de esto esparce agua bendita
en el lugar, enciende una vela como testigo y un incienso, se frota ambas manos
con el aceite bendito y reza el padre nuestro). 3†, AMéN.
Diácono:
“In principio erat Verbum, et Verbum era apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat
in pricipio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est
nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hominum: et lux in
tenebris lucet, et tenebræ eam non comprehenderunt”. Señor tú que eres Omnipotente,
Omnipresente y Omnisciente, bendícenos con tu luz y con tu gloria, danos tu
virtud para que hoy podamos ser tus instrumentos de paz, danos el espíritu para
que seamos tu herramienta y tu vehículo, y que ante todo, se ejerza tu
voluntad, tu amor, tu verdad y tu divina providencia. Amén (Se hace una breve
pausa).
Diácono: Señor, reconocemos que eres un Dios de
misericordia, que en ti no hay duda ni hay dolor, que el frío de la pena se
retira ante tu calor y que las oposiciones y las tinieblas desaparecen ante tu
luz. En tu eternidad no hay más principio ni fin, en tu infinitud no hay más
aquí o allá. Solo eres tú, solo nos falta fe para conocerte, solo nos resta
amor para comprenderte. (Se hace una breve pausa). Jesucristo nos enseñaste
este misterio cuando transformaste tu Cuerpo Glorioso; sin embargo, venos aquí,
llenos de dudas, de pena y de dolor, seguimos mintiendo, seguimos ignorando y
seguimos ambicionando las cosas terrenales, nos vemos molestos, nos vemos
nerviosos y nos vemos tristes. Cuánta falta de fe, cúanta falta de amor. ¿Eli, Eli, Lama Sabactani? (Se hace una
breve pausa). Es por ello que estamos aquí, suplicándote una vez más a causa de
nuestra ignorancia. Sabemos que eres el reflejo de Dios hecho hombre, que
escuchas a quienes se arrepienten de corazón, que atiendes a los pobres de
espíritu y que glorificas a los humillados, ante nuestra debilidad y nuestros
miedos te pedimos tu misericordia. Oh
señor, ¡Soy Hijo de Dios! (Se hace una breve pausa para reflexionar al
respecto).
A partir de este punto, el diacono elegirá el ritual anexo
pertinente a cada caso:
Ritual para la
encomendación - Diácono:
La muerte es un tema serio, que debe manejarse con prudencia y solemnidad. Sin
embargo, es el traspaso de un medio a otro, donde finalmente llegaremos todos,
es el único destino inmanente, y donde finalmente nos encontraremos con nuestro
Señor, por tal motivo no es bueno ni malo, simplemente es. (Juan 1:18) “A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito
Hijo, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.”
Para nuestra cristiandad, la muerte se subdivide en 4
aspectos: a) guiar la transición del fallecido de un estado al otro, b) el pago
de todos los pecados que haya realizado el difunto, c) confortar el dolor de
los familiares y amigos dolientes y d) si se da el caso, perdonar el alma del
victimario o responsable del fallecimiento.
a)
Guiar
la transición de un estado al otro. Diacono: hermano(a) XXXXX, escucha mis
humildes palabras, en este momento de confusión busca el espíritu de Dios, él
fue quien separó la luz de las tinieblas, él es el misterio de la trinidad, él
es Padre, Hijo y Espíritu Santo, rodéate en él, fúndete en él. (Se hace una
breve pausa). Dios es luz eterna, misericordia profunda, guíate por esta vela y
trasciéndela, busca el justo calor y el amor infinito de nuestro Señor
Jesucristo, él como buen pastor también busca a cada una de sus ovejas, para
llevarlos al rebaño celeste y convivir en su seno. (Se hace una breve pausa).
Virgen María, Madre de Dios, cubre con tu manto protector al hermano(a) XXXXX,
llévalo(a) con sus seres queridos, ya difuntos, y guíalo(a) al esplendor, la
victoria y la gloria. (Se hace un minuto en silencio). Pero, si no encuentras
el espíritu de Dios, ni a la santísima trinidad, ni a nuestro Señor Jesucristo
ni tampoco a la dulce Virgen María; entonces recuerda estas palabras (si el
difunto no conoce el RSA se debe sustituir por los salmos 22 y 23): “Fue en el GOLGOTA, donde fue llevado IESHUA,
era la NOVENA HORA,
cuando se leía INRI, y fue en la
SEXTA HORA, donde él pregunto: ¿ELI, ELI, LAMA SABACTANI? y
el cielo respondió: ¡SALVE, RABONI!”. Ahora hermano(a) XXXXX, descansa en
paz. (Se reza el Padrenuestro). AMéN.
b)
Pago
de los pecados del difunto. Diácono: hermano(a) XXXXX, para que tu alma pueda
descansar en paz, vamos a ser garantes de todos tus pecados, por intermedio de
Dios omnipresente, que todo lo puede y que todo lo sabe, perdona: ¡Oh Dios
misericordioso!, todos los pecados que haya cumplido el hermano(a) XXXXX en
vida, que se despoje de toda deuda y de toda atadura, y que por medio de
nuestra fe se solventen todas las responsabilidades que hayan quedado
pendientes. Eres libre hermano(a) mío(a), ve tranquilo(a) al señor. 3†,
AMéN.
c)
Confortar
el dolor de los familiares y amigos. Diácono: Virgen María, bríndales
conformidad a los familiares y amigos dolientes del hermano(a) XXXXX, que
acepten los designios de Dios y que tengan fe en su ascensión. Es solo un breve
lapso de tiempo el que estaremos separados, pues tenemos prometido la
eternidad, allí estaremos juntos de nuevo, intercede ante nosotros Virgen
María, para que estemos en paz ante el dolor y bríndanos conformidad. (Se reza
un Ave María). AMéN.
d)
Perdonar
el alma del victimario o responsable del fallecimiento (si es el caso).
Diácono: Dios todopoderoso, nosotros aquí queremos servir de intermediarios,
para que con tu infinita misericordia perdones el alma de quien tuvo la
responsabilidad del fallecimiento del hermano(a) XXXXX, pero siempre serás tú,
Dios mío, quien tenga la última palabra, siempre serás tú quien ejerza la más
noble justicia y nosotros como tus humildes servidores, simplemente nos
acoplamos a tu santa ley. (Se reza el Credo y el Padre nuestro). AMéN.
Ritual para la extremaunción: antes que
nada, el Diácono debe asegurar que el paciente o enfermo ya agotó todas las
posibilidades que brinde la medicina y la ciencia humana, pues no debemos tomar
el nombre de Dios en vano.
Diácono: Dios mío, hoy estamos aquí para servir ante el
hermano(a) XXXXXX, sabemos que la enfermedad es el resultado de nuestra propia
incomprensión ante una realidad de orden superior, no sabemos de los caminos
insondables de Dios, ni tampoco comprendemos sobre las limitaciones de este
mundo sensible. Sin embargo, te pedimos tu inmensa misericordia, tu infinita
luz y tu glorioso calor. Pero antes de continuar debemos pedir por nuestros
propios pecados, hermano(a) XXXXX, por favor acompáñame.
El diácono debe utilizar alguna oración que él haya
interiorizado, así mismo, el hermano afligido también debe utilizar alguna
plegaria que le sea afín. De no existir una oración predilecta, se puede
recomendar la siguiente (Diácono): KYRIE
ISSOU CHRISTE IE THEOU ELEISON IMAS AMARTANON (Señor Jesucristo, hijo de
Dios ten piedad de mí, pecador) y el hermano afligido debe contestar (si es
posible con su propia voz, sino mentalmente y si tampoco puede, entonces algún
familiar o compañero): KYRIE ELEISON
(Señor piedad). Esta oración puede repetirse varias veces, siempre y cuando el
hermano afligido así lo considere, o si no hasta que el acompañante (si es el
caso) así lo considere. Posterior a esto, el Diácono puede realizar ejercicios
de respiración (ciclos de 4x4 ó 4x8 segundos) repetidos 3 veces, el hermano(a)
afligido puede acompañarlo. El Diácono también puede realizar ejercicios de
meditación, contemplando algún símbolo cristiano pertinente o visualizando como
el espíritu santo penetra en el hermano(a) afligido, así mismo, el hermano(a)
afligido puede meditarlo también si se da el caso.
Diácono: Dios mío, nuestro hermano(a) XXXXX está abierto de
corazón ante ti y nosotros también, permítenos ser tu vehículo para que esta
santa cruz (en este momento el Diácono hace una cruz con el aceite bendito en
la frente del hermano(a) afligido, también puede hacer otra cruz en aquella
parte del cuerpo que también lo amerite) bendiga al hermano(a) XXXXX. Que esta
agua bendita (en este momento el Diácono esparce el agua bendita en forma de
cruz alrededor de todo el cuerpo del afligido) consagre al hermano(a) XXXXX.
Que estas humildes manos (en este momento el Diácono impone sus manos sobre la
cabeza del hermano(a) afligido y reza el padre nuestro interiormente) sirvan al
hermano(a) XXXXX en este momento. (El Diácono puede colocar su mano derecha
sobre la zona del cuerpo más afligida del hermano(a) en cuestión si requiere
calor o colocar la mano izquierda sobre la zona más afligida si requiere frío).
Finalmente, el diácono debe dar recomendaciones al
hermano(a) afligido y a sus familiares con respecto a dietas, ejercicios y
medicinas, según sea el caso. Además, debe invitar a reconocer que la voluntad
de Dios siempre está por encima de nuestros anhelos humanos.
Ritual para el exorcismo: Debe
quedar claro que existen varias posibilidades de “comportamientos anómalos” que
el diácono debe evaluar muy cuidadosamente antes de practicar el exorcismo. El
primero consiste en un desorden psíquico, el cual puede ser manejado por la
ciencia humana, la psicología y la psiquiatría (y no en este ritual). El
segundo consiste en el desarrollo anómalo de un estado de la individualidad
humana (hiperdesarrollo de alguna cualidad psíquica; clarividencia, clariaudiencia,
telequinesis, telepatía, etc.) o la incorporación de un corpus psíquico ajeno a
dicha individualidad, si este es el caso se debe proseguir con este ritual. En
esencia, el diácono debe tratar de ayudar al hermano afligido en identificar el
desorden psíquico, el estado mental hiperdesarrollado o el corpus psíquico
inoculado, así como el porqué de las causas y de sus consecuencias.
El diácono debe consagrar todos los objetos a utilizar, para
ello, puede valerse de la cruz y la oración de San Benito. Previamente, debe
bendecir el agua (Juan 1:1), el fuego (Juan 1:2) y todo el lugar del trabajo
(Juan 1:3) incluyendo las personas (Juan 1:4); cabe destacar, que el diácono
puede ejercer este ritual solo, simplemente concentrándose en el nombre del
hermano afligido. Asimismo, el diácono debe rezar el Padre Nuestro y rezar el
Rosario (preferiblemente según el RSA), debe estar calmado y centrado, puede
comer una hostia (trozo de pan) y beber una copa de vino, visualizar la lámpara
del cuerpo (Mateo 6:22), continúa persignándose con la Santa Cruz y
finalmente, debe frotar sus manos con el aceite bendito tres veces y concluir
con un firme aplauso.
Diácono: (Juan 1:5) “La
luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas no la comprendieron”.
En el nombre de Dios Padre todopoderoso, omnipresente y misericordioso, verdad
una y absoluta, amor infinito y perdonador (+), en el nombre del hijo nuestro
Señor Jesucristo, quien reconocemos como Emmanuel, como el cuerpo Glorioso,
como el Cristo, como el Alfa y el Omega, como el Hijo del Padre, como el
Redentor y como el Cordero de Dios, porque donde dos o más evoquen tu nombre
allí estarás tú, en medio de ellos (+), en el nombre del Espíritu Santo, de la Santa María Virgen, de
la comunión de los Santos, de los Mártires de la iglesia y de lo más puro que
se encuentra dentro del Hermano(a) XXXXX (+), yo ZZZZZ (nombre iniciático según
la Ordenación
Sacerdotal, 5° del RSA) me presto como humilde servidor para
que se ejerza la voluntad divina, para que se ejerza el orden decretado del
cielo y para que se ejerza la más noble misericordia infinita. Que toda duda,
que toda mentira y que todo mal se retire del alma del hermano(a) XXXXX (en
este momento se le esparce agua bendita tres veces como en el Bautismo). Que
Dios bendiga este cuerpo, esta mente y esta alma; en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, yo te bautizo hermano XXXXX (3†,
Jehová-Yeshúa-María, AMéN) ¡Santo, Santo,
Santo! Para que recuerdes de donde vienes (Se hace una pausa para
reflexionar).
Diácono: Hermano(a), no te dejes confundir por el error,
reconócelo y apártalo de tu corazón, tu corazón siempre ha sido, es y será
noble y puro, pues está hecho de espíritu. Si aún dudas de ello, escúchalo, el
corazón está vivo porque es reflejo del Espíritu Santo, ritmo y vibración que
mueve a cada cosa que existe en el universo, nada escapa de ello, ni tú ni yo,
todos estamos fundidos en él (el diácono coloca su mano derecha sobre el
corazón). Es el Alfa y el Omega, acéptalo y tendrás paz, Madre María Virgen
acompáñanos a purificar nuestro corazón (se reza el Ave María y luego se coloca
una cruz con cenizas y aceite bendito en la frente del hermano). Para que
descubras quien eres (Se hace una pausa para reflexionar).
Diácono: Ignorancia, mentira o ambición, no me importa tu
nombre, igualmente serás expulsado del hermano(a) XXXXX, porque Cristo es más
grande, porque la verdad siempre prevalece, porque nada existe sin el amor.
Puedes cerrar los ojos, puedes dejar de sentir, puedes dejar de oler e incluso
de probar, pero no puedes dejar de escuchar, porque Dios es el verbo, y todas
las cosas fueron hechas por él, escúchame atentamente para que aprendas y
aceptes tu verdad “Crux Sancti Patris
Benedicti, Crux Sancta Sit Mihi Lux, Non Draco Sit Mihi Dux, Vade Retro Satana,
Numquam Suade Mihi Vana, Sunt Mala Quae Libas, Ipse Venena Bibas” (esto se
puede repetir varias veces, hasta que el diácono lo considere necesario,
mientras lo hace enseña la cruz el hermano, le esparce agua bendita, incienso y
le acerca una vela encendida sin llegar a quemarlo, solo para que sienta su
calor). Dios uno, verdad absoluta, amor incondicional y todopoderoso, recibe a
nuestro hermano(a) XXXXX una vez más en tu rebaño, él ya ha sido purificado y
para pactar contigo todos beberemos de tu sangre y comeremos de tu cuerpo según
nos los enseñaste en la última cena (el diácono, el hermano y demás miembros
realizaran la Eucaristía,
en este caso lo más importante es que el hermano afligido pruebe el vino, así
sea únicamente su lengua). Te acompañamos hermano XXXXX para que todos juntos
nos encaminemos cristianamente a nuestro Señor Jesucristo y recrees hacia donde
vas (Se hace una pausa para reflexionar).
Finalmente, el Diácono invita a todos a rezar el Padre
Nuestro, a abrazarse y cierra diciendo: “Glória in excélsis Deo
et in terra pax homínibus bonæ voluntátis”.
Salmo 22: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi
salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no
respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo, Tú que
habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en
ti, y no fueron avergonzados. Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los
hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran
la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía. Pero tú eres el que me sacó del
vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi
madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre,
tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no
hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han
cercado. Abrieron sobre mí su boca Como león rapaz y rugiente. He sido
derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como
cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron
mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me
miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron
suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del
león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis
hermanos; En medio de la congregación te alabaré. Los que teméis a Jehová,
alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros,
descendencia toda de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del
afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó. De
ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los
que le temen. Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que
le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre. Se acordarán, y se volverán a
Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones
adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones.
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él
todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su
propia alma. La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la
postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún,
anunciarán que él hizo esto.
Salmo 23: El
Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará
descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me
guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de
sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu
cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa
del Señor moraré por largos días.
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